Hola amigos.
La entrada de hoy, en principio, no tiene mucho que ver con mis bonsais. Y digo en principio, porque salvando las distancias evidentes, el cultivo, el mantenimiento, los cuidados en definitiva que necesitan nuestros bonsais, no difieren mucho de los árboles de tamaño normal. Además, si estos coexisten en el mismo lugar, es indudable que los unos se pueden ver afectados por los otros. Una plaga o el ataque de un hongo en nuestro jardín puede causar estragos en nuestros bonsais, como veremos a continuación.
Aunque el clima en Canarias me permite adelantar o atrasar los trabajos de mantenimiento, normalmente a principios de febrero, en años alternos, suelo hacer una poda de limpieza en mi jardín. Los Hibiscus, las Scheffleras, las Sterlitzias, un par de Lantannas e incluso un magnífico ejemplar de Flamboyan de casi 20 años son podados sin piedad. Aunque hay quien piensa que las podas drásticas no son necesarias, a mí me funcionan. Pues bien, este año tocaba y hace un par de semanas que venía planificándolo. Aprovechando una magnífica mañana de sábado y que mis hijas estaban dispuestas a ayudarme, nos pusimos manos a la obra.
Empezamos por los hibiscus: Los que tengo plantados en mi jardín corresponden a la variedad Hibiscus rosa-sinensis, de la familia de las Malvaceas y originarias de China. Es un arbusto perennifolio y que alcanza hasta los 5 mts de altura y que se da muy bien en climas tropicales y subtropicales.
Para mi sorpresa, la mayor parte de los hibiscus, concretamente los que tenían menos sol, estaban completamente infectados por un hongo. Estas manchas moteadas de las hojas las causan distintos hongos (Alternaria
tenuis, Cercospora, Colletotrichum y Phyllosticta), aunque también pueden ser producidas por el hongo Botrytis o por Roya.
Además, si miramos detenidamente, observamos unos puntitos blancos que nos indican que también están siendo atacados por una plaga. Los hibiscus suelen sufrir los ataques de Pulgones, Cochinillas,
Araña roja, Mosca blanca y Abeja
aserradora de hojas. En este caso, creo que era cochinilla.
Junto al hibiscus más dañado, se encontraban cuatro pequeños plantones de álamos blancos destinados a ser cultivados como bonsai y que tenía creciendo en una maceta para fortalecer raíces y engordar el tronco. Pues bien, como me temía, éstos también estaban infectados por hongos...
En otras circunstancias habría optado por identificar el hongo en cuestión utilizar un fungicida adecuado
si las condiciones de calor y humedad son
favorables y recoger y quemar las hojas. Depués tendría que acabar con la plaga con un insecticida a tal fin, pero como tocaba poda y además dos de mis pequeños álamos blancos se habían visto afectados , opté por el tratamiento de choque. Había que evitar su propagación por el jardín a toda costa.
Así fuimos podándolos todos...
Alguno de forma más drástica...
Tras la poda, tocaba recoger los restos para desecharlos inmediatamente. Hay que reconocer que conté con una ayuda muy valiosa...
Para terminar y antes de acudir al punto limpio a tirar los restos de la poda, tocaba una limpieza cuidadosa de las herramientas con una solución de agua jabonosa primero y alcohol después para evitar la propagación de las enfermedades.
Las tijeras de podar, en primer lugar...
Las sierras a continuación...
Fué una mañana de intenso trabajo, en la mejor compañía. El flamboyán lo dejamos para otro día...
Un abrazo